Que la Asamblea Nacional haya tomado la vía de la regularización del cultivo medicinal e industrial a través de una reforma penal y no del nuevo Código de la Salud, es una victoria contundente para todo el movimiento cannabico frente a los intereses de las corporaciones trasnacionales, quienes plantean que la única forma de aprovisionamiento de la medicina es mediante la importación de productos.
Aunque los avances pudieron ser mucho más contundentes si se escuchase con mayor regularidad a las organizaciones, como por ejemplo, nuestra propuesta de narcopolìtica que no fue incluida en los textos finales por las implicaciones que tiene para el orden actual; muchos de los debates y contenidos propuestos si han sido recogidos, siendo que a pesar de las limitaciones propias de los avances legislativos en temas complejos, son un importante paso para nuestra lucha.
De esta manera, la victoria de las organizaciones cannabicas se hace más importante al lograr resguardar el autocultivo, elemento fundamental de nuestra plataforma, el que que hace pocas semanas atrás fue atacado por parte las grandes corporaciones, infiltrados y los importadores de medicamentos, quienes pretendieron en el nuevo Código de la Salud la prohibición del cultivo a nivel local, lo que, en este momento ya está garantizada, podemos cultivar.
Al reformar el artículo 220 se descriminalizó la posesión de productos derivados del cannabis, por lo que ya no será punible si se usa con fines terapéuticos en el ejercicio tanto de la medicina occidental como de la alternativa y ancestral, siempre que se cuente con un certificado de un profesional acreditado.
A pesar de la postura en contra de la siembra local colectiva y personal de cierto sector del movimiento cannábico, se logró que en el artículo 222 referente al autocultivo, se den garantías concretas para legalizar los cultivos con fines terapéuticos e industriales, los que deberán contar con la autorización correspondiente.
Ahora, la siembra de cannabis tiene un tipo penal distinto al de narcotráfico, siendo la máxima pena para los cultivadores ilegales de uno a tres años, avances que junto a la inclusión de la medicina alternativa, son propuestas que nacieron desde la sociedad civil y están debidamente registrada en el trabajo realizado en la Asamblea Nacional.
Entendemos que esto es apenas un paso. Nada más, pero su dimensión solo podrá ser entendida en medida del compromiso que tengamos con el desarrollo del movimiento; es tiempo ya de avanzar, ganamos el cannabis medicinal, ya no es ilegal, por tanto, es momento para converger en una agenda que nos permita regularizar y normalizar nuestras actividades relacionadas con el cannabis. Además debemos reconocer que todas las luchas de las poblaciones vulneradas y vulnerables convergen en algún punto común, por tanto a la vez que celebramos este importante avance en relación a las personas usuarias de cannabis, nos solidarizamos a la luchas feministas y al movimiento por los derechos de las mujeres, considerando como un acto de bajeza el actuar de los asambleístas que votaron en contra de la despenalización del aborto en casos de violación, y esperamos que su lucha que es la lucha de todas y todos algún día se cristalice como lo acabamos de lograr nosotrxs.
¡Lo logramos!